Escrito por la Dra. Natalia García.
Nos cuidamos, nos alimentamos bien, procuramos hacer algo de ejercicio diario, le damos al cuerpo el descanso que necesita… En definitiva, llevamos una vida lo más saludable posible.
O así debería ser.
Conforme el cuerpo humano va cumpliendo años, requiere unos cuidados que tiempo atrás no demandaba tanto.
Lo mismo ocurre con los dientes, aunque al igual que el cuerpo, si nos preocupamos de ellos desde el principio, nos reportará resultados positivos en el futuro.
Hoy quería hablarte del desgaste dental: qué es, cuáles son sus causas, cómo lo identificamos, sus consecuencias y cómo evitarlo. Empezamos.
¿Qué es el desgaste dental?
Es muy sencillo, el desgaste dental es la pérdida progresiva de la superficie del diente o la disminución del esmalte que recubre nuestra dentadura.
La función del esmalte no es otra que la de proteger los dientes frente a agentes externos, por lo que su presencia es esencial para el correcto funcionamiento de los mismos.
Sin ninguna duda, el desgaste dental repercute en la estética y, por ende, en la sonrisa del paciente.
Lo vemos con más frecuencia en hombres que en mujeres sobre todo conforme vamos cumpliendo años.
Este desgaste es irreversible ya que el tejido que se pierde no se regenera solo y, por tanto, es muy importante detectarlo a tiempo o, al menos, no llegar al extremo.
Más adelante veremos cómo detectarlo. Primero, sigamos conociendo un poco más el desgaste dental.
¿Cuáles son las causas del desgaste dental?
Identificamos cuatro causas relacionadas directamente con esta erosión dental.
Oclusión: si los dientes están mal posicionados o colocados en la cavidad bucal, se producen contactos no deseados entre ellos y una fricción excesiva desemboca en el desgaste dental.
Bruxismo: este ha sido el problema que más quebraderos de cabeza ha ocasionado en nuestros pacientes sobre todo durante el confinamiento que vivimos en 2020.
Si lo recordáis, el bruxismo dental consiste en rechinar los dientes apretando la mandíbula de forma involuntaria sobre todo mientras dormimos.
Es muy común que hagamos ese gesto de presión si estamos sometidos a mucho estrés o en entornos/situaciones de incertidumbre o nerviosismo.
Este hábito, nada saludable para nuestra dentadura, provoca erosión en los dientes.
Trastornos alimenticios: el esmalte que recubre y protege nuestros dientes necesita, digamos, una estabilidad y equilibrio alimenticio para cumplir bien su función.
Es por esto por lo que un exceso de ácidos y azúcares en la boca amenaza esa estabilidad como las bebidas carbonatadas.
Técnica de cepillado demasiado agresiva: es muy importante saber cepillarse bien los dientes evitando presionarlos en exceso. En principio, el cepillado no debería afectar al desgaste dental siempre y cuando sigamos una rutina saludable y lo hagamos con un cepillo con cerdas suaves.
Sin embargo, la situación cambia si son muy duras o ejercemos mucha fuerza. Esta presión de más provoca abrasión dentaria, que es la alteración de la estructura del diente debido a un cepillado demasiado duro.
En este sentido, el Colegio Profesional de Higienistas Dentales de Madrid añade que las prótesis dentales removibles también provocan abrasión dental ya que el roce en el masticado desgasta el esmalte de los dientes.
El uso del palillo después de las comidas para eliminar restos de alimentos también afecta, desgasta el cuello dental y deriva en sensibilidad en los dientes.
¿Cómo detectamos el desgaste dental?
En la consulta nos fijamos principalmente en tres detalles que nos alertan de la presencia del desgaste dental:
El primero es el grosor del esmalte. Como explicaba al comienzo del post, el desgaste dental se produce cuando el grosor del esmalte disminuye.
Esto lo detectamos enseguida por el color más intenso de la dentina y que el diente adquiere una tonalidad amarillenta.
El segundo son las fisuras en la superficie del diente por una fricción excesiva.
Y el tercero, con el que se encienden las luces de alarma, es una fractura o pérdida de la estructura dentaria.
¿Cuáles son sus consecuencias?
Las principales consecuencias son unos dientes más amarillos por la pérdida de la dentina, la aparición de manchas en el esmalte, sensibilidad dental y la reducción de la longitud de las piezas dentales.
En los casos más extremos se llegan a esconder detrás de los labios al sonreír.
Las caries serían otro factor a tener en cuenta porque los dientes más desgastados (con menos esmalte), tienen menos protección externa y son más vulnerables a los agentes externos.
¿Cómo se corrige el desgaste dental?
Si la causa que lo provoca es la oclusión, el paciente deberá someterse a una ortodoncia que solucione el problema de la mal posición de los dientes y, por tanto, de un roce excesivo de estos.
Si el bruxismo es lo que motiva el desgaste, la férula de descarga es la solución adecuada para atajar el problema.
Evitar el consumo de bebidas carbonatadas y zumos con alto nivel de acidez.
En este caso, el cepillado se recomienda hacerlo una hora después de ingerir estos alimentos, ya que ablandan el esmalte y el cepillado inmediato provoca daños en su superficie.
Y si el desgaste es muy severo, las microcarillas dentales nos ayudarán a recuperar la estética de nuestra sonrisa.
Es muy positivo enseñar a los pacientes una buena técnica de cepillado, así como el uso de una pasta de dientes poco abrasiva si somos propensos al desgaste dental.
También desterrar hábitos no recomendados como el gesto de sujetar o abrir objetos con los dientes o el uso del palillo después de las comidas para eliminar restos de alimentos.
Una visita al dentista cada seis meses nos permitirá detectar el problema a tiempo, ofrecerte consejos o el tratamiento adecuado y personalizado en función de cada caso y de cada paciente.
Nos vemos en el siguiente post.
Dra. Natalia García
La doctora Natalia García es Máster en Implantología y Endodoncia. Como directora en clínica OROA de ambos departamentos, su principal función es coordinar y planificar todos los tratamientos relacionados con estas áreas, desde la colación de implantes, cirugías, prótesis, restauraciones o tratamientos que impliquen endodoncias.
Licenciada en Odontología por la Universidad Alfonso X el Sabio, con Máster Universitario tanto en Endodoncia como en Implantología y Prótesis por la Universidad Alfonso X el Sabio.
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